QUERIDA GALATEA

QUERIDA GALATEA

joseescult

Esta carta la escribí para un concurso de cartas de amor en el que tuve la fortuna de llevarme el primer puesto. No hay nada de «real» en ella, no es mi «yo» contando de tapadillo alguna historia personal. Simplemente quise recrearme en el lenguaje poético, algo que recordase a Garcilaso. Y el nombre de una amada vino a mí sin pensar mucho: Galatea. Podréis encontrar tantas referencias a Galatea en el arte y la pintura como paciencia tengáis en buscar. He de aclararos que hay varios mitos, el que me inspiró a mi fue el de Pigmalión. Pigmalión era un escultor enamorado de su propia obra. Tanto la amaba que Afrodita, bendijo el amor de este hombre dando vida a la escultura. Garcilaso, por cierto, en su égloga I también me dio la inspiración que necesitaba:

¡Oh más dura que mármol a mis quejas,
y al encendido fuego en que me quemo
más helada que nieve, Galatea!

Es de esos versos que nunca se van de la memoria.

En la carta, muestro un hombre (o mujer, da igual) enamorad@de una mujer inalcanzable. Y es así lo que confundimos con amor tantas veces, amar a un objeto de nuestro imaginario, algo irreal, que no refleja realmente a la persona en la que estamos proyectando ese ensueño. E incluso me atrevo a afirmar por propia experiencia, que en las etapas donde no estamos preparados para el amor, surge esa figura amada a lo siglo XIX, ese romanticismo de Bécquer, que ama a la mujer etérea:

XI
—Yo soy ardiente, yo soy morena,
yo soy el símbolo de la pasión,
de ansia de goces mi alma está llena.
¿A mí me buscas?
                                        —No es a ti, no.
—Mi frente es pálida, mis trenzas de oro,
puedo brindarte dichas sin fin.
Yo de ternura guardo un tesoro.
¿A mí me llamas?
                                        —No, no es a ti.
—Yo soy un sueño, un imposible,
vano fantasma de niebla y luz.
Soy incorpórea, soy intangible,
no puedo amarte.
                                      —¡Oh ven, ven tú!

Os dejo con la carta. La imagen que acompaña es la fotografía de una escultura de mi querido amigo Jose Ángeles Alejo, escultor al que os recomiendo desde ya, busquéis para deleitaros con su obra. Este es su Instagram: @joseangelesescultor

Querida Galatea:

Ayer soñé que tu fría indiferencia se evaporaba dando paso a la pasión. Tus labios de piedra se despojaban de su dureza, para carnosos, rojos y jugosos volverse, y estrellarse en mi impávida boca que,  sorprendida ante el valor de mis ojos osados, buscaban en los tuyos algo de amor desafiando al peligro de tu rechazo. Tus brazos, envolviendo mi cuerpo dejaban llamas en mi cintura, torturada por la mesura de mis movimientos cautelosos y desconcertados. Fluyendo en un solo cuerpo nos abandonamos a los placeres de la carne, y tú, ¡Oh inmortal diosa de mi corazón! Exhalabas un suspiro que pareciome la más dulce melodía cantada por sirenas de bravos mares. Llegó la calma. El perfume de nuestro pecado inundó la habitación. Cuando iba a pronunciar tu nombre enfrentando mi rostro al tuyo, cómo una sombra etérea te desintegraste quedándose la más dolorosa y arrogante de las nadas.

Desperté de mi sueño entre llanto y cuando pude serenarme comprendí el absurdo de mi estado, pues no se pierde lo que no se tiene, y Morfeo engañando a mi razón ofreciome lo que en vida me has negado. Ojalá pudieras sentir todo el amor que te profeso. Eres como una estrella lejana, tan distante… pero con esa luz tan intensa que me inunda sin remedio. Tus ojos, penetrantes y profundos expresan tanta belleza que ni el más puro de los versos puede eclipsarlos. El silencio espera a que lo destruyas con una de tus palabras, sonido celestial de tu boca, y desde que dijiste tu primera vocal, hasta ahora, la lira llora desconsolada porque se siente impotente ante tanta perfección. El viento sopla cauteloso cuando tú estas cerca y se extasía acariciándote con su leve brisa.

Sólo albergo ya un poco de esperanza e imploro a Afrodita qué, aunque sea por un momento toque tu corazón para que palpite por el mio. Mientras tanto, de las nieves señora, mi alma te ofrezco hasta que mis huesos se hundan en la tierra. Permaneceré inmutable, a la espera de oír tus pasos tras mi puerta, la cual siempre estará abierta para ti.

Con amor:

Agape