
Hoy os traigo tres poemas, escritos en 1999. Me marcaba una gran desesperanza, una pena inmensa… Escribir poemas, era mi terapia particular, una vía de escape, un lienzo donde plasmar el azul infinito de mi tristeza. (edito: si leéis los poemas en formato móvil, este formato no respeta la longitud de los versos ni la división de las estrofas, he intentado varios cambios, pero con el mismo resultado. Esto no pasa en ordenador o tablet).
Dios si existes, susúrrame con tu suave voz,
que mi esperanza no desvanezca,
miénteme y dime que hay cielo,
entre miles y miles de estrellas.
Contéstame a las preguntas del destino,
háblame de mi existencia,
si de barro me has creado…
¿por qué no haces un fuego y me quemas?
Móntame en un caballo alado,
enséñame otros planetas,
llévame contigo,
pues aquí, ya nada me inquieta.
:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Dios que crees que todo lo sabes,
¿por qué condenas tus lienzos?
lienzos, supuestos espejos de tu alma,
dime, (pues no eres tan puro como crees),
¿por qué alabamos lo que no quieres que seamos?
Tú dios, no eres excepción de naturaleza perfecta,
tú dios, no inventes diablo, el diablo también yace en tu interior,
tú que escuchas, no ayudas y condenas.
Dime creador, ¿de qué estoy hecha?
acaso de odio, acaso de pena,
la luz blanca de mi inocencia se disipa,
se convierte en negra.
Tu hermana la vida,
nos lanza al río tantas veces…
al principio se nada
luego, la esperanza cesa.
Dime dios, ¿qué esperas?
que sea buena y sumisa…
no sé como esperas que lo sea,
pues la vida nos lanza al río,
y tú te pones la venda,
¿o a caso miras mi muerte?
¿o a caso mi torpe existencia?
que a lo largo de los tiempos,
solo soy y seré un suspiro,
que se pierde y se dispersa.
:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
La seda que me envuelve,
está rasgada y sangrada,
oculta un alma diferente,
la cual, no pueden definir las palabras.
Mi aura se está apagando,
la pena… me está cegando,
mi sangre se decolora,
mi claridad, se convierte en sombra.
¡Dios escúchame!
¿de verdad pertenezco
a este mundo de vivos?
yo pienso distinto…
miro, siento, huelo,
admiro, reprimo, agonizo y muero.
Mi alma, la está segando el destino,
¡dios! ¿seguro que pertenezco
al mundo de los vivos?
Yo aquí no siento,
en el mundo, no me integro.
La indiferencia aquí me mantiene,
-¿es cierta esa indiferencia?
a veces piensa mi calma- ,
que solo quiero ponerme la venda.
Muerte, ¿me llamas?
no puedo ir contigo,
cuando intenté cruzar tu puerta,
me quedé en el camino.